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Si ve gente montada,
un par de jinetes,
a lomos de burros,
a lomos de camellos,
que escuche atento,
con mucha atención.
Gritó el centinela:
“En la atalaya estoy,
Señor, vigilante
siempre de día;
en mi puesto de guardia
estoy sin moverme
toda la noche.
Miren, ahí vienen
hombres cabalgando,
un par de jinetes”.
Alguien dijo entonces:
“Cayó, cayó Babilonia,
todas las estatuas de sus dioses
yacen por tierra hechas añicos”.

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